jueves, 28 de mayo de 2009

EL INFIERNO VIII


Después de tanto tiempo al fin podemos platicar. Ya era hora no tengas miedo ya te lo dijo aquel, pero ¿sabes qué? no me la creo. Esa de que puedes volar solo en el cielo. Hace mucho que renunciaste a una vida mejor, no hay segundas en los cuentos, solo es otro hubiera tatuado en tu ego, un recuerdo. Tu no me engañas con un amor tan apasionado, detrás de todo placer masoquista se encuentra la culpa silenciosa de un dolor ocasionado. Muchos se valen de los secretos y las mentiras para evitar herir a quienes quieren, creen que su castigo es llevar la carga de un pecado, que no tienen derecho a limpiarse la conciencia y dañar con ello a quienes aman y la verdad es que el dolor está hecho antes que la mentira a la medida de la fantasía. Y amigo mío, tu no eres diferente de ellos por eso estas aquí. No mentiste, no callaste, pero hiciste de un sentimiento tan puro como el amor una asquerosidad entre tus manos. Seguiste adelante, a pesar de que te dijeron que no, no te rendiste. ¡Mira lo que ocasionaste! Al fin conseguiste a alguien que te quiera, de la forma que tu querías pero no quien esperabas y mucho menos como lo deseaste. Ahí lo tienes, la gloria de tu gloria, no es ella sino un él quien te ha abierto su corazón. ¡Mira que ironía! Te has fijado en quien te ha dejado por ese que ahora busca tus brazos. Un circulo perfecto como los del mismo infierno en el que ahora habitan tus huesos. ¡¿Y quien duda que Dios esta con nosotros?!

Y ahora te sientes culpable de eso también, de haber creado una comedia de tu tragedia. Pero que engreído eres, siempre buscando el crédito en todo. No seas estúpido querido, así como tu no tuviste la culpa de enamorarte, tampoco tienes la culpa de quien se fijó en ti. Solo el amor es culpable de saberse a quien se entrega, no sus dueños. Es una lástima que te sientas así porque bien podrías cobrar venganza y herir como has sido herido o quizás hasta más. Pero eres noble mi vida y un poco idiota, no puedes serle deshonesto a tus sentimientos. Por eso sufres, porque eres incapaz de odiar o sentir rencor por los demás. Un poco de deslealtad te haría mas humano. ¡Se vive, se mata y se muere por amor! Escucha la experiencia de este viejo y no te sientas mal por odiar. Dale vuelta a la moneda, encontrarás que el amor y el odio son solo las dos caras de un espejo. Y sentir coraje contra quien te desprecio te vuelve mortal. Amar exacerbadamente solo Dios, te lo dice un pobre diablo.

Tu lugar no es aquí, encuéntralo. Debes ceder, deja esa carga que traes, no sufras más, abre tus manos y suéltate, déjalo ir. No te preocupes de caer o golpear que aquí estoy yo contigo. Suelta la rabia contra aquellos que de ti hicieron un infierno, verás como es mejor que seguir agonizando. La felicidad es proporcional al esfuerzo que se lleva a cabo en ella, no puedes solo ponerte de rodillas por la sonrisa de alguien mas. Levántate y anda, que en la indiferencia no hay beneficio ni lucro por el cual sacrificarse. No busques felicidad en medio de dolor y sufrimiento porque no hay y no se trata de eso, pero bien puedes sufrir sabiendo y aceptando que no morirás de antemano ni matarás en vano. El amor cuando no se completa se siente morir, pero no significas que lo estés todavía. Puedes tratar de cerrar los ojos y desear dejar de sentir, pero al final no lo llevas a cabo. El suicidio es para los valientes que se atreven escapar del amor; y ahí amigo mío si eres diferente de los presentes. Puedes fingir agonizar de amor, o puedes fingir estar bien; finge hasta que se vuelva realidad. ¡¿Y quien sabe?! en una de esas hasta dejas de mentir. Es el consejo que te doy y tal vez así, solo tal vez, encuentres la fuerza para resucitar.

Lex.

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