viernes, 28 de diciembre de 2012

De las circunstancias que elegimos


Como me hubiera gustado desear ser ingeniero. Ojalá me hubiera gustado hacer grandes cálculos, de mente fría, cuadrada, puras operaciones y trabajos sin ambigüedades, subjetividades ni contradicciones en mi carrera solo resultados exactos y justos. Tener un sueldo desorbitado con el cual comprarme un carro del año, una pantalla de plasma, un iphone y tener de sobra para venderlo, perderlo o extraviarlo y comprarme otro nuevo. Sin preocupaciones por la chamba, de estármela pelando por una base o una plaza en vez de vivir de trabajos por honorarios, por horas o por proyectos mal pagados haciendo de todo menos para lo que he estudiado. Como me hubiera gustado tener palancas unos “papis” metidos en sindicatos, que con tranzas o amigos me hubieran metido en la jugada sin tanto pedo. De esos que trabajan sin saber lo que hacen, que hacen un mugrero o de mala gana y les vale madres pues como quiera les pagan,  ya están dentro y no los pueden sacar. Como me hubiera gustado desear estudiar en donde he nacido tener una madre todas las tardes que después de clases me sirviera un plato de comida en vez de estar probando el de tantos lugares baratos o de hacerla yo mismo cansado y hambriento, tener mi ropa limpia y planchada; tener una casa ordenada sin la molestia de hacerlo yo mismo, sin necesidad de pagar una renta por un techo donde dormir y vivir de estudia-hambre sin necesidad de darme cuenta de todo lo que cuesta o todo lo que vale. Si me gustaran todas las superficialidades los chismes baratos y estúpidos de los famosos o celebridades y creer que es lo mejor salir en televisión, que me gustara el futbol como cualquier mexicano y pasarme horas disfrutando de ver una pelotita correr por todo el campo.

Y aquí estoy pobre, cansado, sin tiempo, estancado pero sigo adelante no se porque. No hay garantías de un futuro mejor. No hay nada asegurado y tengo muchos problemas encima pero sigo lloro y sonrío. Pese a mis desgracias soy algo feliz no se porque.

Alex García. 

sábado, 15 de septiembre de 2012

MÉXICO




Últimamente veo con comprensión pero también con bastante desagrado personas que cuestionan la independencia de México basados en la dudosa credibilidad de la democracia y la fuerza política del estado. Sin lugar a dudas es imposible pasar por alto la fuerte ola de inseguridad y corrupción de nuestras instituciones y de la supremacía de los intereses de las clases políticas al servicio de la alta burguesía y monopolios corporativos. Pero desacreditar o desvalorizar la independencia es un grave error. 

Comparaciones osadas del presidente actual con un dictador, de esta guerra con la segunda guerra mundial o con medio oriente. Definitivamente no hay alusión semejante pues las circunstancias son muy diferentes de nuestra situación actual con la de Europa hace mas de 70 años o la de 200 años atrás de nuestro propio país. 

Yo soy un pesimista en muchos sentidos pero hoy me opongo tajantemente a esas opiniones negativas donde refieren que la soberanía nacional se ha perdido por completo. Estoy en desacuerdo con los que ven a un México mediocre y vergonzoso. Aquellos que dicen que no se puede ser independientes basados en el miedo que reina todos los días y alegan una imposición como evidencia de una perdida de la libertad, esto para mi está lejos de ser cierto. Lo entiendo, comparto el mismo sentir pero no concluyo las mismas ideas tan pronto. Muchas preguntas que no se responden culpando solo al sistema.  Buscar culpables o mentar madres no es una solución, llevar un presidente a un juicio político no hará que resuciten los muertos y dudo mucho que esté lejos de ser un comienzo a cambiar las cosas. Lo que si entiendo del espíritu mexicano es su interminable sensación de pesadumbre y su inigualable habilidad para quejarse. Nosotros los mexicanos nos quejamos, somos buenos para eso y no hay nada más mexicano que hablar mal de México mientras halagamos otros países. Damos poco y esperamos mucho. Que triste es ver que sean extranjeros los únicos capaces de ver lo bello de nuestro país mientras nosotros nos tiramos con todo lo que podemos. Se me hace una actitud hasta hipócrita cuando muchos de los que se quejan disfrutan de los placeres que otorga este país. Si tanto les disgusta este país ¿por qué no se largan? ya hubieran encontrado un medio para hacerlo, pero no lo hacen porque tienen muchas excusas, otro característica típica de mexicano, siempre tiene excusas. Como me decían de chiquito, desde que se inventaron los “peros” se acabaron los pendejos. 

Hay gente que si quiere transformar el país que si lo ama y actúa para bien del pueblo. No todos son jodidos ladrones, narcos, políticos corruptos, es gente ocupada haciendo algo bien por México y no tiene tiempo de quejarse. Y es la gente que me gusta, que se esmera, que se esfuerza y persevera, que no se rinde ante ninguna circunstancia negativa, que no agacha la cabeza y defiende no solo lo suyo sino de todos. Esa gente existe pero todos están tan ocupados prestándole atención a aquellos inútiles que no la merecen que se olvidan de que si hay buenos mexicanos. México se mueve, vive, respira, es un corazón herido que tiene la sangre hirviendo y está lleno de fuerza.

Si hay que celebrar, hay vergüenzas, hay errores, hay caídas que tenemos, pero hasta las heridas profundas se celebran porque significa que hay vida, que hay esperanza y que un mañana para hacer las cosas mejor que hoy. México no es un país mediocre, ni pendejo, aunque tenga muchas personas que representen muy bien estos conceptos. Hay una democracia que se está construyendo con muchos huecos y defectos que deja muchas decepciones, quejas pero también muchas áreas de oportunidad. No hay que dejar de luchar, no hay que dejar de quejarse pero si hay que comenzar a proponer. A alzar la voz no solo para mandar a chingar a su madre sino para actuar también. Por hoy seré de esos optimistas que tanto me caen mal pero diré que yo si estoy orgulloso de ser mexicano. Con todas sus tristezas, con todas sus pesadumbres, con todas sus alegrías y contrastes, lo amo, aquí nací, crecí y aquí estoy dispuesto a luchar por el. ¡Viva México!

Alex García

jueves, 5 de julio de 2012

ESTO ES POLÍTICA SEÑORES

He de admitir que los cuatro candidatos que se postularon no me convencieron o no me sentí representado. Sus posturas ante temas de gran relevancia me parecieron pobres, inciertas, ambiguas, débiles. Discursos repetitivos, automáticos, demagógicos, con sonrisas falsas y plásticas; en fin, la instrumentalización clásica de cualquier político en contienda. Mercadotecnia simple ante la venta de un producto de baja calidad a un alto precio por falta de otras opciones. A mi parecer ninguno le llegó a la silla presidencial, a todos les queda muy grande el saco o la banda por igual. Pero ni modo, eso es lo que teníamos, eso es lo que ofrecieron los partidos y nuestras instituciones como vía de representación en esta democracia. Estoy de acuerdo en que las exigencias que tengo y considero de la mayoría de los mexicanos no son imposibles pero al menos son difíciles de complacer y por un largo periodo difícilmente cambiará. Un candidato a la altura de mis ideales y exigencias está más cerca de lo divino que de lo mortal.
Aclaro que nunca he sido un ciudadano afiliado o con preferencia definida por un partido político. He buscado en la medida de lo posible ser lo más objetivo posible aunque no dudo que me he equivocado, y pueda seguir haciéndolo, al final de cuentas no hay otro modo de aprender. Y bajo esta premisa he buscado ejercer mi derecho al voto en preferencia por quien considere el mejor proyecto, la opción más viable o competente para las demandas sociales que percibo.
He estado rodeado de distintos personajes en mi vida que me han tratado de influir. Pasando por unos padres conservadores y panistas, amigos abiertamente comunistas, profesores de izquierda, sindicalizados priistas, conocidos de derecha e incluso quienes son ajenos a todo este teatro y lo definen con sobra de evidencia como asqueroso. Estoy agradecido de haber aprendido de todos ellos pues he podido sintetizar algo significativo: nadie tiene la verdad. Todo es muy subjetivo, es muy fácil llevarse por la postura que tenemos y percibir la realidad acorde a lo que uno cree, aferrarse a sus ideales y rechazar de entrada el juicio o la opinión de los demás. Y ante la falta de objetividad aparente solo queda valerme de mi propia subjetividad, lo que yo creo y defino como propio. He buscado tomar en cuenta los errores de los demás para no caer en ellos y las ideas que he considerado verdaderas sin mayor margen de validez que mi propia percepción y las evidencias que me arroje mi realidad. Pero con la esperanza de no cegarme ante mi propia subjetividad y estar abierto a las posibilidades, a ese espectro en el que como humano que soy puedo caer en el error.
Nunca mostré mi agrado o complacencia por el candidato Andrés Manuel López Obrador. Él nunca me pareció un candidato ejemplar. No voté por él en 2006 y si voté por él en 2012 fue por lo que su proyecto representa, o al menos a medias, y no porque él me convenciera del todo. La verdad hubiera estado mejor representado a mi parecer con un candidato como Marcelo Ebrard. AMLO y los actos del 2006 lo dejaron muy mal parado al inicio de las elecciones pero se logró recuperar y con grandes expectativas de triunfo hacia la cuesta final de las elecciones. El problema es que cayó en la trampa del PRI quien revivió el fantasma del fraude y él lo aceptó pasando de un discurso amoroso y conciliador a uno paranoico y de complot. Otro error fue en el segundo debate programado por el IFE donde tuvo una oportunidad enorme de brillar por encima de Peña y la desperdició. Tuvo oportunidad de formar acuerdos con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad de Javier Sicilia y se mostró caprichoso, indignado y resentido con la crítica que le hacían. AMLO tuvo oportunidades de ganar más adeptos a su causa, de ganar votos, de superarse, pero no lo hizo. Se notó terco, sin capacidad de autocrítica o de aceptar opiniones diferentes a las de él. También su imagen física no denotaba la misma chispa, la misma fuerza que en el 2006, se veía cansado, apagado. Y ante dos candidatos con altas cantidades de maquillaje, gel para el pelo y photoshop es dificil verse bien, no digo que había que usar las mismas artimañas pero una manita de gato hubiera ayudado, él se descuido. El PRI hizo de las suyas pero AMLO también tuvo la culpa.
El PRD, el partido independientemente de AMLO, ha logrado consolidarse como una fuerza y con unos ideales que me parecen van mas acordes a mi manera de pensar y de sentir. Aún hay desconfianza de mi parte pues sus orígenes residen en el PRI y aún tiene en el asilo algunos de sus dinosaurios. El PRD nunca ha sido monedita de oro, tiene prácticas corruptas y autoritarias como todos los partidos. El PRD nunca ha sido de izquierda, o al menos no una izquierda completa como muchos me lo han querido hacer ver. Así como el PAN no es un partido de derecha y tampoco el PRI un partido de centro. Etiquetar a las principales fuerzas políticas es forzado e inadecuado. Las identidades de los partidos difícilmente coinciden con la percepción que se tienen de ellos. El problema radica en la ideología predominante más que en su verdadera esencia o constitución. El PAN por ejemplo por sus orígenes es un partido de índole liberal aunque se maneje bajo principios conservadores y afines al Yunque como el hecho de estar en contra del aborto y matrimonios homosexuales. Lo que quiero decir es que los partidos como sus candidatos son contradictorios. Tienen muchos contrastes y es fácil ver los claroscuros que uno quiere o que le conviene. Y tanto como izquierda como derecha arrastran los fantasmas de sus pasados respectivos.
De Josefina Vázquez Mota siempre me cuestioné lo “diferente” que es. Desde un principio de su campaña tomó a simpatizantes calderonistas en su bastión. Siempre que le preguntaron si era diferente subrayaba hasta el hartazgo el contraste de su partido con el PRI o PRD. Jamás a mi parecer pudo definir en que era diferente de Calderón. Sus propuestas quedaron empañadas por sus ataques a otros partidos y a Elba Esther. No es posible que Peña hubiera hecho mejor promoción del programa Oportunidades que ella. Si hubiera podido definir que la haría “diferente” al gobierno actual posiblemente hubiera tenido mayor trascendencia. Ante un pueblo lastimado por tanta violencia e inseguridad nunca se molestó siquiera en tomar esto como el punto principal de lo que le demandaba la sociedad. Pensar que una mayoría mexicana estaba de acuerdo en seguir las mismas políticas que habían dejado al país en las condiciones actuales no solo era insensato sino estúpido si quería en verdad ganar estas elecciones. Lamentablemente Josefina por muy mujer que es, nunca pudo desprenderse de las faldas de Calderón. Si a eso le sumamos que su partido ya estaba fracturado, débil y el apoyo que tenía por sus diligentes era escaso o no se veía el compromiso o incluso la traición por el apoyo descarado al candidato de la oposición. Todo era una crónica anunciada de su derrota.
De Peña Nieto sobra decir cualquier cosa. No se habló tanto de nadie más en seis años y en los que vienen en el país que de cualquier otro personaje a mi parecer. De su partido puedo decir que si bien es cierto que sus dinosaurios no se han extinguido, si se han refugiado muy bien. Acepto mi profundo rechazo hacia lo que el PRI y Peña representan pero no se puede negar que el PRI ha diferencia de otros partidos sabe hacer política.
¿Y qué es hacer política? Hablamos de jugar sucio, jugar rudo. Eso es política. La política buena, pura de nobles intenciones es absolutamente utópica. La buena política como el buen sexo sino es sucio no es bueno. El PRI tomó las debilidades del sistema democrático actual y las aprovechó. Supo jugar bien sus cartas.
El complot con los medios de comunicación es cierto. El proselitismo político a favor de Peña Nieto por las encuestas es cierto. El sesgo informativo es cierto. La compra de votos es cierta. El robo de urnas es cierto. El derroche millonario es cierto. Los sindicalizados o que buscan planta sometidos a los intereses de sus dirigentes, es cierto. El mapachismo es cierto. La corrupción del PRI, de sus lideres, de su manipulación, de su cochinero con Gordillo, todo es cierto. ¿Qué no es cierto? Que Peña Nieto se haya impuesto solo por venderse bien en televisión. Él es la imagen y está encerrado en una burbuja. No se ensució las manos en el proceso electoral ni lo haría, el trabajo sucio lo hacen otros. Y al final de cuentas independientemente de eso, el que lo eligió fue el ciudadano. Por mas sesgo informativo y por más bueno y guapo que lo vendieron en los medios, el ciudadano votó por el. La culpa es del mexicano, de nadie más que de su propia ignorancia o cinismo. Las televisoras lo querían imponer pero el lápiz lo tenía en su poder el ciudadano. Pensar que solo es culpa de Televisa el tener un presidente iletrado es subestimar a nuestro país. Hay que admitir que los otros partidos, los otros candidatos no llenaron expectativas, no levantaron suficiente. Les faltó. Fue una suma de factores: un IFE débil o complaciente ante los partidos, un complot entre medios y el PRI desde hace seis años, encuestas con favoritismos, un pacto de Calderón y el PRI, un PAN fragmentado, débil, corrompido y desgastado; un AMLO cansado sin la misma chispa del 2006 y arrastrando resentimientos.
No niego que hubo fraude, lo hubo, lo hay y lo seguirá habiendo. Es parte de la política. Pensar en un país sin corrupción, sin fraudes, es pensar en un país perfecto que no existe ni existirá. El juego sucio del PRI subraya las debilidades de nuestra democracia joven y las áreas de oportunidad en donde las reformas políticas, electorales y democráticas toman un papel significativo para que pueda seguir avanzando y construyéndose en una democracia más fuerte. Lo perfecto no existe al igual que las elecciones limpias, puras y transparentes como el agua. Pero lo que si existe es lo perfectible y nuestra democracia lo es, tenemos muchas áreas que pulir. Y nuestro papel como ciudadanos es exigir a nuestros servidores públicos que esas áreas de oportunidad sean analizadas y superadas para en un futuro evitar, o al menos en menor grado, pensar en la posibilidad de un fraude. Blindar el poder ciudadano hacia una mejor democracia. Seguirán apareciendo huecos o fallas y estás a su vez se deberán seguir corrigiendo. Así se construye un país. No podemos más que tomar a los que se aprovechan de los huecos que existen para mejorar nuestras leyes. Y a los que las rompen hacer que cumplan con las sanciones correspondientes. Eso es lo justo. Desacreditar una ley por imperfecta es inapropiado.
No es el fin del mundo señores aunque sea el 2012. México no se acaba porque llegue el PRI a la presidencia. Las instituciones aunque deficientes están mejor paradas para defender un sistema democrático y evitar el regreso a un gobierno autoritario. El PRD y la izquierda están muy bien posicionadas y jugarán un papel importante en esta legislación. AMLO está en derecho, y obligación, de impugnar hasta que se resuelvan todas las anomalías que hay. Pero de no obtener el puntaje necesario para revertir la virtual victoria de Peña Nieto deberá aceptar la derrota con dignidad. Desconocer las elecciones e instituciones así como tomar las mismas acciones que AMLO hizo en el 2006 sería un costo muy grave no solo para él sino para su partido. Aceptar un derrota digna ante una victoria sucia no es debilidad, injusticia o conformismo es inteligencia y estrategia. Esto es política. Se pierde una batalla no la guerra. Hay que pensar en el futuro. El 2018 ya empezó desde hoy, hoy, hoy.

Alex García
@al_xpreso

martes, 3 de abril de 2012

LOS VELORIOS DE UN SUEÑO



Amor, amor,
si nunca te has ido
debo estar ciego

porque no te encuentro
Si estás adentro
has luz en este averno

a un nocturno corazón
le faltan lentejuelas
como a la luna las estrellas

dime si te grito,
te lloro o te canto,
dichoso encanto

si respondieses mi llamado
O si ya te has ido
espero recado hayas dejado

para vivir del dulce recuerdo
ante tu adiós tan amargo

Amor, amor,
¿acaso has muerto?
o tal vez...

mío fue el entierro.

Alex G.

miércoles, 21 de marzo de 2012

ARRABAL

"La poesía es vertical como una erección"

. . .

La poesía no es barata,
pues no es puta que cobre.
La mierda no es hecha de bronce.

El único café amargo,
son esos amores de verano
que en palabras se han vomitado.

Lejos esta siquiera de ser mediocre.
Al contrario se arrastra como cucaracha
entre la mugre de un baño,

como ecos baratos de suspiros lejanos,
la poesía es cruel con la piel.
Lleva sangre el filo de cada letra,

un sadismo que erecta al poeta.
Un hedor a sudor y sueños de antaño
y lo bautiza con añejos cigarros.

Seduce y en la noche se esconde
entre baile de tentaciones
cobra caras desilusiones

es violada sin piedad en la calle
y callada con los llantos de hombres
para curarles el mal de amores

La palabra es mundana y vulgar,
la rima una vestida olvidada de arrabal
¿y la poesía?

La poesía solo es una cría
parida en burdel.


Alex G.

miércoles, 1 de febrero de 2012

COSTUMBRE


Mi alma se muestra cansada
de seguirte buscando a mi lado
de saberte animado por verme
y alejarme ante tu falta de cuidado

 Aburrido de buscarte aparente
mientras sigues de mi amor dudando
¿o es acaso cobarde el tuyo que no se decide?
¿que se necesitan para tomar segura tu mano?

 El juego comienza a tornarse aburrido
por esperar las cartas sobre la mesa termina uno dormido
los mismos roces, los mismos tactos, el mismo no contradecido
tus intenciones confusas van dejando un exhausto trabajo.

 La chispa se esta desgastando
de prender mil veces un fuego de cenizas
termina por sofocarse al poco rato
en el frío va desvanecido lo intacto

con la costumbre el amor nunca ha bailado

Alex García