Vivo en el abismo negro que dejaron tus huellas,
en donde una vez un castillo construía un imperio.
Y donde colapsa la incertidumbre luego del ruego,
ahí acontecen mis penas lejanas de la mañana.
Sucios cristales rotos como el alma que ahora poseo,
se empañan con el vapor de las lágrimas
que ahora protegen mis ojos de tu mirada,
atada a los tormentos de mis deseos.
Esos verdes que forjaban mis jardines,
son entierro de un océano caído,
que se hunde en agujero y lo deja seco,
sediento me deja mojado bajo las nubes.
Pactos que mantienen alejada mi mente,
de sentir mi tacto desprendido de tu piel,
cerrando mis penas en las heridas de la gente,
cuestión de suerte que me derrumben en papel.
Cansado va mi cuerpo a diario de pensarte,
tristes las melodías que a levantarme llegan,
soñando tontamente con que vuelvas a verme,
me despierto y muero sin ti mi vida.
Lex.
