jueves, 15 de junio de 2017

Armando o los tratados de la soledad

¿Qué es una pérdida? Es sentir que te hundes en la cama como arena movediza, es estar en pie aunque por dentro todo se derrumba y la gravedad se siente diez, veinte hasta cien veces más y luchas por no dejarte caer al suelo; es sonreír a todo y a todos con una expresión falsa de bienestar y alegría aunque quisieras llorar o gritar y mandar todo a la mierda y responder "no estoy bien" cuando todos te preguntan "¿como estás?" pero tu respondes en automático "bien" porque nadie espera la verdad y también porque prefieres no tener que explicar porque no estás bien porque contarlo es sentirte raro, extraño, incómodo y prefieres actuar normal y seguir la vida porque te das cuenta que aunque tu alma se desgarre el mundo sigue girando y que igual y a nadie le interesa o nadie quiere cargar con una persona que se siente mal, triste, doliente porque da hueva, porque aburre, incomoda, harta, porque todos tienen cosas más divertidas que hacer como para ocuparse de la tristeza de uno y decides mejor seguir tu rutina como siempre, como si nada pasara porque eso demuestra que estás bien aunque por dentro pase de todo y olvides a ratos y te castigues por olvidar y te castigues por no seguir adelante y te flageles por todo lo que pienses, por no haber sido mejor amigo, mejor novio, mejor hermano, mejor padre, mejor hijo, por los miles de hubieras que ahora cargas contigo, por la cobardía para decir te quiero, te amo, te perdono, te extraño, por no estar contigo. Por dejar que el orgullo o el miedo te ganara y el tiempo te tomara por sorpresa. Y escuchas una canción y cantas un solo de lágrimas. Y no ves sentido en lo que haces, en lo que sigues haciendo y nada te satisface. Y piensas que esa persona está en un lugar mejor y te deberías reconfortar pero eres muy egoísta y no quieres que esté en un lugar mejor quieres que esté contigo como antes, como siempre debió ser y maldices el tiempo que no se detiene y quieres guardar esos momentos que tuvieron como eternos y ojalá tuvieras una máquina del tiempo para vivir todo lo que pasaste de nuevo y sentirlo más intenso. Y estar a su lado siempre. Y le hablas a solas y esperas una respuesta que sabes que no llegará. Y suspiras y te secas las lágrimas y te colocas una coraza de templanza, de tranquilidad y de paz para contener ahora a aquellos que si son capaces de llorar de frente a los demás, de frente a quién se fue. Y te creen frío o sin sentimientos sin saber que estás destrozado por dentro y solo ocupas un abrazo sincero pero sigues andando moribundo hasta que llega alguien que te ha observado y que con un "yo se lo mucho que significaba para ti" logra quebrarte y rompes en llanto real y doloroso llanto de esos ríos catárticos que duelen muy dentro y moqueas y sigues llorando y ya no importa nada hasta después de un rato recobras compostura y te da pena haber mojado con tus secreciones faciales a quien te logró contener y te repones y vuelves a tu máscara de siempre. Y así a veces a ciclos, a ratos, a meses, a años, hasta la próxima vez, hasta que llega un muerto más y todo lo reparado se vuelve a ir al carajo. Y otra vez tienes que juntar los pedazos aunque cada vez van faltando más y más piezas del rompecabezas pero ni modo hay que resignarse a seguir armando los fragmentos que queden y aceptar los que falten, a esa ausencia que vuelve la vida más pesada.

Alejandro.

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