Y el amó, sabiendo que no lo amarían, sabiendo que ya en el corazón de la persona que amaba se alojaba alguien más. Pero no le importó ahí estuvo, sabía que no hacía bien al tocar sus labios, al ser objeto de su entretenimiento, una mera distracción, sabía que acabaría mal, sabía que le dolería a morir, pero no le importó. Siguió, no pudo evitarlo, valía mas la pena estar a su lado aunque fuera de manera mediocre antes que alejarse. Y así lo hizo, y le dolió, y lloró, y se embriago a solas y se sintió morir. Y ahora esta en el infierno en el que se había puesto por anticipado.
Solo, triste y acabado. Hasta que vuelvan a llamarlo para ser nuevamente utilizado, porque el sabe que lo volvería a hacer una y otra vez estaría a su lado sin dudarlo. Porque el tiene fuerza, voluntad y valentía para muchas cosas, pero para el amor es un idiota. Esa es su verdad, esa es su realidad. Pensó en buscar ayuda, pensó en irse lejos, pensó en tantas cosas y maravillas que pudiera vivir si se diera la oportunidad fuera de este desierto donde recoge migajas de amor, en las muchas veces que le ofrecieron cosas mejores y que el rechazó, no pudo, no quiso aceptar un destino distinto. Dios lo hizo terco y pendejo. ¡Que se joda! ¡Que sufra entonces! Si el quiere eso, ¡que así sea! ¡Que sea destinado a amar sin ser amado! ¡Si en su dolor encuentra felicidad que nada ni nadie se lo quite! ¡Amén por eso señores! ¡Amén por eso!
*Texto escrito originalmente el 11 de abril del 2009
Lex
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