Últimamente veo con comprensión pero también con bastante desagrado personas que cuestionan la independencia de México basados en la dudosa credibilidad de la democracia y la fuerza política del estado. Sin lugar a dudas es imposible pasar por alto la fuerte ola de inseguridad y corrupción de nuestras instituciones y de la supremacía de los intereses de las clases políticas al servicio de la alta burguesía y monopolios corporativos. Pero desacreditar o desvalorizar la independencia es un grave error.
Comparaciones osadas del
presidente actual con un dictador, de esta guerra con la segunda guerra mundial
o con medio oriente. Definitivamente no hay alusión semejante pues las circunstancias
son muy diferentes de nuestra situación actual con la de Europa hace mas de 70
años o la de 200 años atrás de nuestro propio país.
Yo soy un pesimista en
muchos sentidos pero hoy me opongo tajantemente a esas opiniones negativas donde
refieren que la soberanía nacional se ha perdido por completo. Estoy en
desacuerdo con los que ven a un México mediocre y vergonzoso. Aquellos que
dicen que no se puede ser independientes basados en el miedo que reina todos
los días y alegan una imposición como evidencia de una perdida de la libertad,
esto para mi está lejos de ser cierto. Lo entiendo, comparto el mismo sentir pero no
concluyo las mismas ideas tan pronto. Muchas preguntas que no se responden
culpando solo al sistema. Buscar culpables
o mentar madres no es una solución, llevar un presidente a un juicio político
no hará que resuciten los muertos y dudo mucho que esté lejos de ser un
comienzo a cambiar las cosas. Lo que si entiendo del espíritu mexicano es su
interminable sensación de pesadumbre y su inigualable habilidad para quejarse. Nosotros
los mexicanos nos quejamos, somos buenos para eso y no hay nada más mexicano
que hablar mal de México mientras halagamos otros países. Damos poco y
esperamos mucho. Que triste es ver que sean extranjeros los únicos capaces de
ver lo bello de nuestro país mientras nosotros nos tiramos con todo lo que
podemos. Se me hace una actitud hasta hipócrita cuando muchos de los que se
quejan disfrutan de los placeres que otorga este país. Si tanto les disgusta este
país ¿por qué no se largan? ya hubieran encontrado un medio para hacerlo, pero
no lo hacen porque tienen muchas excusas, otro característica típica de
mexicano, siempre tiene excusas. Como me decían de chiquito, desde que se
inventaron los “peros” se acabaron los pendejos.
Hay gente que si quiere
transformar el país que si lo ama y actúa para bien del pueblo. No todos son
jodidos ladrones, narcos, políticos corruptos, es gente ocupada haciendo algo bien
por México y no tiene tiempo de quejarse. Y es la gente que me gusta, que se
esmera, que se esfuerza y persevera, que no se rinde ante ninguna circunstancia
negativa, que no agacha la cabeza y defiende no solo lo suyo sino de todos. Esa
gente existe pero todos están tan ocupados prestándole atención a aquellos
inútiles que no la merecen que se olvidan de que si hay buenos mexicanos.
México se mueve, vive, respira, es un corazón herido que tiene la sangre
hirviendo y está lleno de fuerza.
Si hay que celebrar, hay vergüenzas, hay errores, hay caídas
que tenemos, pero hasta las heridas profundas se celebran porque significa que
hay vida, que hay esperanza y que un mañana para hacer las cosas mejor que hoy.
México no es un país mediocre, ni pendejo, aunque tenga muchas personas que
representen muy bien estos conceptos. Hay una democracia que se está
construyendo con muchos huecos y defectos que deja muchas decepciones, quejas
pero también muchas áreas de oportunidad. No hay que dejar de luchar, no hay
que dejar de quejarse pero si hay que comenzar a proponer. A alzar la voz no
solo para mandar a chingar a su madre sino para actuar también. Por hoy seré
de esos optimistas que tanto me caen mal pero diré que yo si estoy orgulloso de
ser mexicano. Con todas sus tristezas, con todas sus pesadumbres, con todas sus
alegrías y contrastes, lo amo, aquí nací, crecí y aquí estoy dispuesto a luchar
por el. ¡Viva México!
Alex García