Padre,
con tus cumplidos,
con tus fallas,
con tus manos arrugadas.
Padre,
con tu andar cansado,
tus dolores de espalda
y tus viejas gafas.
Padre, si se decir padre,
es por preocuparte,
alegrarte, agobiarte,
y seguir adelante.
Padre,
si soy un hijo ingrato,
si soy tu orgullo o vergüenza,
si por mi pierdas la vida o la cabeza.
Padre tan ausente de palabras
como presente en la mente;
un diálogo silencioso y abundante
nos comparte, une y reparte.
Padre, complejo definirte,
sencillo situarte,
en lo profundo del margen
entre el amor y el coraje.
Padre
¿me perdonas?
¿me ignoras?
¿me recuerdas en horas?
Padre tan indiferente,
frío, arrogante, terco,
amable, cálido, perseverante;
tan contrario y tan semejante.
¡Oh padre!
eres mi orgullo y eres mi pena
¡Oh padre! ¡Querido padre!
Te odio tanto como he llegado a amarte.
Alex G.
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